Responsables: Milagros Rodríguez y Laura Cecchini
Contactos: lic.milagros.rodriguez@hotmail.com, mlauracecchini@hotmail.com
Frecuencia: 2° y 4° miércoles, 13.30hs
Modalidad: Presencial (Auditorio del CIEC · Corro 37)
Inicia: 27 de marzo de 2024
Argumento
Para Freud la motivación del trabajo del sueño se asociaba a la satisfacción del deseo de dormir. Para Lacan dicha motivación se traza en la arista del despertar (un despertar para seguir durmiendo), ubicando allí una nueva función del sueño. La orientación por donde nos lleva lo que provoca el despertar es la del límite de la representación y el sentido; por lo tanto, al sueño en su arista más real: la pesadilla.
Daniel Roy, en su texto de orientaciónpropone, para pensar el asunto del sueño, diferentes vías de acceso al inconsciente según el material que recogemos del relato de los sueños: “la del deseo, por el cual se construye la realidad, y la que cava el agujero por el cual toda realidad se fuga hacia una imposible de representar”.
Lacan en el seminario el Sinthome, señala que en el fondo todo sueño es una pesadilla moderada, es decir, “permite establecer un borde para atemperar un poco ese real que despierta sin cesar”; pero ¿qué pasa cuando un niño no cuenta con dichos recursos para amortiguar lo real? Estamos hablando de los niños psicóticos donde, en el relato que hacen de algunas de sus experiencias oníricas, se escucha un borramiento del límite entre el sueño y la vigilia; el sueño se transforma en una pesadilla que no termina, de la que no se puede huir fácilmente. El “no funcionamiento de la represión tiene como efecto que la vida sea como una línea continua, la del continuo de lo real”. En esta especie de “porosidad” sin el despertar y el dormir… ¿cómo diferenciar pesadillas de alucinaciones?
Por otro lado, ¿qué uso del sueño en estos casos? ¿Qué otro tratamiento cuando el trabajo del sueño propiamente dicho falla y lo real no se anuda a lo imaginario y a lo simbólico?
La propuesta será ir más allá del sueño como unidad semántica y tomar el “ombligo” como inscripción de lo real. Es así la apuesta del psicoanálisis, situar el límite entre lo analizable y el nudo de lo indecible bajo transferencia.