Cursos Depto. Psicoanálisis y PolíticaDestacadoNovedades

“Causa y discurso. Impasses del lazo social” Curso del Departamento de Psicoanálisis y Política del CIEC

por 10/10/2025No Comments

Argumento:

Freud llamó Causa a un deseo inédito que supo inspirar también a otros y que se convirtió en el común denominador de una comunidad de trabajo que se expandió por diferentes regiones y lenguas en pocos años. En un intento, logrado, por inscribir al psicoanálisis dentro del discurso universal, como una respuesta diferente a los impasses de la civilización.

Interrogar esta causa desde Lacan, es investigar sobre el discurso analítico y, por ende, a los otros discursos. Ya que, al ser el último en llegar en la historia, permitió revelar los semblantes que sostienen otras formas de lazo social como modos de tratar el goce. En tanto que, cada uno a su manera, responde a la pregunta de cómo se pasa de la soledad del Uno solo al Otro.

¿Cuáles son los impasses de la estructura de lo social del cual el psicoanálisis esta advertido? ¿Qué invenciones produjeron Freud y Lacan de una lógica colectiva propuesta a la comunidad analítica para hacer posible el psicoanálisis? ¿Cómo se articulan la política institucional del psicoanálisis con la política de la cura? Son estos los interrogantes que nos orientaran.

Este curso constará de tres encuentros donde recorreremos el camino del discurso analítico, al discurso del amo y retorno. Donde lo clínico, lo epistémico y lo político se anuden.

El deseo de Freud

En el devenir del movimiento analítico Freud no dejaba de apelar a la Causa frente a los obstáculos que se presentaban tanto en el exterior como en el interior de los grupos analíticos. En sus escritos y correspondencias sostuvo la posición de interpretar los sesgos y desviaciones en que sus alumnos se mantenían con respecto al psicoanálisis. Pero también, supo leer esas particularidades para encomendarlas al servicio del desarrollo del movimiento.

Lacan hizo lo propio y despejó la Causa freudiana de la soledad de Freud. Esto es, el deseo particular del sujeto Freud, que como todo deseo estaba sostenido en un fantasma. La operación de interpretación y logificación resultante permitió extraer al psicoanálisis de la Sociedad analítica donde había quedado atrapada. En el deseo paterno freudiano, estaba la marca fundante del psicoanálisis y tras su desaparición física, el movimiento analítico y sus instituciones devinieron en una elite de hermanos, en donde el grupo terminó por prevalecer por sobre el discurso.

El deseo de Lacan

El deseo de Lacan lo condujo más allá de Freud y de él procede una comunidad distinta, a la que llamó Escuela. Y es por esa diferencia que la propuso, a quienes lo siguieron, como una “experiencia inaugural”. La política institucional de Lacan, no puede entenderse sin la lectura sobre los callejones sin salida a los que había llegado Freud. Abriendo la paradoja fecunda de una lógica colectiva que no pretende hacer desaparecer la soledad subjetiva, sino que se funda en ella.

A su vez, la Escuela es un concepto inherente a la experiencia analítica. Para impedir que el sujeto quede del lado del cinismo al finalizar su análisis, como un desengañado de todos los semblantes del Otro, Lacan inicio una comunidad de trabajo sostenida en otro deseo inédito. ¿Cuál fue este deseo?

Lo que Freud llamaba Wisstrieb, el deseo de saber, no es lo que sostiene un análisis, sino lo que es susceptible de emerger a su término. Lacan presentó este deseo nuevo surgido del final, bajo el nombre de deseo del analista.

Un análisis le da la oportunidad a cada quien de circunscribir la causa de su horror al saber. El deseo del analista emerge donde la causa de este horror se invierte en causa de deseo de saber. Lo que le permite a un sujeto funcionar como analista e incitar a otro a trabajar para lograrlo.

Deseo impuro y deseo puro

Pero el deseo del analista no es un deseo cualquiera, no se trata de un deseo puro. Ya que no es solo una X que se presentan en la transferencia como un enigma para el sujeto analizante, sino que tiene la impureza de pretender obtener la “diferencia absoluta”, eso que hace a cada uno singular.

El deseo puro en cambio es un deseo sin ninguna particularidad y que deriva para Lacan en la ley moral de Kant. Que es la ley llevada a lo universal que se desentiende del uno por uno y de la diferencia. Es la ley en la que cada uno debe actuar de tal manera que su conducta sea aplicable a la de cualquier otro. Donde queda imposibilitada estructuralmente una política de la enunciación.

Lacan nos enseñó que el ejercicio de una ley así es inhumana y exige el sacrificio del objeto que condensa el goce para cada sujeto y que, al alojarse en su fantasma, estructura su principio de realidad, los colores con los que vive e interpreta al mundo.

Esta ley que solicita la renuncia del goce es a fin de cuentas la estructura misma del superyó. En la que toda renuncia termina por alimentar a la ley misma, por ser el lugar donde el goce cedido se trasvasa y se acumula. Razón por lo que el imperativo del superyó es “¡goza!”, y Sade complementa a Kant y lo hace legible. En donde la moral tiene como contracara un llamado al goce.

Entonces, el padre de la prohibición que instaura el para todo x, revela que no es la ley pacificadora, sino uno de los velos del superyó, que tras su evaporación en nuestra época queda al desnudo la voluntad de goce y el empuje al igualitarismo. ¿Qué consecuencias trae aparejado?

Borradas las marcas de cada uno, la clínica contemporánea se abre en un amplio abanico de fenómenos. Desde sujetos que se repliegan sobre un significante amo cualquiera, surgido de los discursos actuales, constituyendo una consistencia imaginaria; hasta otros que en la deriva pulsional que se experimenta como un exceso en el cuerpo no logran encontrar asidero a la particularidad de su ser.

La ética del psicoanálisis, en cambio, se funda en el reverso del malestar en la cultura. Es decir, no en la renuncia sino en no ceder frente al deseo, como una salida a los impasses del superyó. Deseo que se relaciona a una causa que no es igual para todos. Causa que hasta la llegada del análisis o no había podido ser alojado como agente de ningún discurso. Donde la soledad del sujeto mantiene con el Otro una relación, para cada uno, a investigar y a reinventar.

Bibliografía.
Freud, S. “Contribuciones al movimiento analítico”. Tomo 14. Obras Completas. Amorrortur
Lacan, J. “Acto de fundación”. Otros Escritos. Paidos
Lacan, J. “Nota italiana”. Otros Escritos. Paidos
Lacan, J. Seminario 17. El reverso del psicoanálisis. Paidos
Miller, J.A. Teoría de Turín sobre el sujeto de la Escuela. Grama
Miller, J.A. Los divinos detalles. Paidos
Miller J.A. El banquete de los analistas. Paidos
Miller, J.A. El nacimiento del Campo Freudiano. Paidos
Miller y Otros. Desarraigados. Paidos
Laurent, E. El reverso de la biopolítica. Grama
Dupont, Laurent. Un-dividualismo. Las nuevas respuestas del sujeto. Colección Grulla.
Sokolowsky, L. Freud y los berlineses. Grama

Propuesta de trabajo:

El curso constará de tres clases:

  1. “La causa analítica y la política institucional. El deseo de Freud y el deseo de Lacan”. Clase a cargo de Fernando Pomba. Participa: Nicolas Bailo.
  2. “El deseo puro y el deseo impuro. El superyó y la ética del psicoanálisis”. Clase a cargo de Antonia Caparroz. Participa. Marco Alfieri.
  3. “El deseo del analista en la clínica”. Clase a cago de Luciana Rolando. Comenta: Cristina Martínez.

Fechas: martes 4, 18 y 25 de noviembre. 19:30hs
Lugar: Auditorio del CIEC.
Modalidad: Hibrida
Arancel: $50.000 curso completo.

Formulario de Inscripciones