1º encuentro 23/07/2020 · Pandemia ¿Cómo llegamos hasta aquí?
A cargo del Departamento de Psicoanálisis y Política
En este, el primero de los siete encuentros que el CIEC tiene previstos para trasmitir lo vivo del trabajo de los Departamentos y Programas del Instituto, el Departamento de Política y Psicoanálisis invitó a Graciela Rodríguez Mori para intentar bordear la pregunta: Pandemia ¿Cómo llegamos hasta aquí?
Graciela Rodriguez Mori es socióloga feminista y nos introdujo en la historia de la articulación mujeres y trabajo, la incidencia de la inclusión de las mismas en el ámbito laboral y algunas condiciones de posibilidad de la crisis del modelo capitalista. Crisis que, según nos propone, se vio magnificada y a la vez solapada por la pandemia.
Nos encontramos frente a nuevas lógicas de trabajo: más desorganizadas, formas múltiples y con otros actores. Sujetos solos y ya no organizados bajo un nombre que podía proveer la lógica sindical y gremial.
Por otro lado, la ampliación y la masificación de la producción, los cambios en la matriz productiva solo fueron posibles a partir de la inclusión de las mujeres en su circuito. Inclusión que Rodríguez Mori califica como brutal en algunos casos por los efectos que ha tenido en comunidades y grupos. En este punto la globalización liberal está sustentada en gran parte por la inclusión de las mujeres en la mano de obra productiva.
El feminismo se propone entonces como una teoría alternativa que le podría hacer frente al capitalismo violento de nuestra época ya que pone la vida en el centro.
Por su parte, Álvaro Stella situó la nueva forma de plusvalía: ya no se trata del sujeto de la producción sino del sujeto endeudado.
El ser en deuda como prototipo de la época, de la sociedad de control y manipulación de las subjetividades.
La eficacia de la pandemia está en liberar algunos centros de poder dejando el campo abierto para que el capitalismo en su alianza con la ciencia apunte a la manipulación de los cuerpos y los deseos que estos cuerpos tienen.
Discursos que apuntan a la restitución sin resto, la religión sin expiación…
Ante esta violencia del todo el psicoanálisis realiza su apuesta al no-todo.
Lourdes Marini
2º encuentro 27/08/2020 · Usos de las pantallas, usos del analista
A cargo del Programa de investigación: Cine, Psicoanálisis y Otras Miradas
¿Cómo lleva a cabo el analista hoy su misión, que es la de hacerle la contra a ese real que con su irrupción hace vacilar los semblantes? ¿Cómo pensar el lugar y el lazo atravesados por los gadgets con los que hacemos posible nuestra práctica? ¿Son los usos de las pantallas un lugar posible para el acto analítico? Estos fueron algunos interrogantes sobre los que se hizo zoom en este encuentro.
Con una transmisión que anudó la clínica y el cine, el discurso analítico y las otras miradas, los trabajos de Diana Paulozky y Claudia Lijtinstens, coordinados por Adriana Laión y con una animación viva de los responsables del Programa, nos permitieron pensar distintos modos de presencia del analista en los tiempos que corren.
Escuchamos esa noche algunas respuestas sobre cómo nos las arreglamos con este real que conmovió tiempo y espacio. ¿Cómo hacer aparecer en las pantallas un imposible de decir? Esa fue una pregunta que atravesó ambos trabajos, las viñetas y que nos queda abierta para seguir leyendo la manera en la que reinventamos la práctica cada vez, con los medios disponibles, pero orientados por nuestros principios.
María Paula Guzman
3º encuentro 24/09/2020 · El niño y su interpretación
A cargo del Departamento de Investigación de Psicoanálisis con niños. CIEC-NRC
El día jueves 24 de septiembre del 2020 se llevó acabo el tercer encuentro de una serie: Vino para quedarse – Siete Encuentros con el CIEC.
El Departamento de Investigación de Psicoanálisis con niños estuvo a cargo como anfitrión encarnado y convocante activo. Contó con las expositoras Beatriz Gregoret, Silvina Sanmartino y Gisela Smania, tres de las responsables del Departamento, quienes llevan adelante investigaciones al ras de la clínica actual con niños/as y sus lazos familiares. La conversación, de una manera muy viva y perspicaz, fue coordinada por Ana Simonetti, integrante del Comité de Orientación del CIEC.
¿Cuándo comienza un encuentro/cita? temporalidad no medible por ningún objeto tecnológico a mano, sino por esa lógica de prisioneros planteada por Lacan en “El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada. Un nuevo sofisma”, que implica un cálculo no menor en estas circunstancias sociales actuales. Por lo tanto, no hay cita o encuentro si no hay cálculo colectivo, esa es la novedad anacrónica.
Beatriz Gregoret inició la conversación, con una pregunta que instaba al intercambio: el instrumento discursivo con el que cuenta el psicoanalista y el deseo que lo causa, se demuestran válidos y permiten sostener los encuentros transferenciales con los pacientes? Esa pregunta fue explicitada a través de un desarrollo claro y conciso. Y tuvo como corolario un punto ético, que ubica la decisión de no retroceder: una posición que habla de la relación del practicante con el acto analítico. El punto de no cesión de su principio ético está amparado en un “bien decir”, que no busca bendiciones ni beneplácitos y, como bien lo dijo Lacan, no apunta a decir dónde está el bien. Del lado de los analizantes pudo explicitar que constata una cierta condensación del goce, una agudización de los síntomas, intensificada por las condiciones actuales de respuestas políticas colectivas con respecto al virus. Pero, que al ser tratadas por el discurso analítico, que encarna el deseo del analista, se comprueba en cada caso una posibilidad siempre abierta de producir un instante de decir inédito.
Su exposición continuó con la precisión de una política orientada en el planteo de Miller: política indómita que enseña a cada uno, como analizante de pleno derecho, a rebelarse de la manera más acorde a una ética del deseo.
Silvina Sanmartino jugó su partida ubicando que el practicante, con su presencia y su acto, hace un tratamiento del Otro con el que cuentan los niños, niñas y adolescentes, es decir, un tratamiento de los lazos familiares. Esos lazos, según una cita muy precisa de Miller, se mantienen juntos bajo un secreto de goce. Bajo esta orientación su exposición precisó las cuestiones más candentes de una clínica sin precedentes, pero no sin principios. Donde el tratamiento de ese secreto puede implicar por parte del sujeto, orientar su gusto por la invención de manera singular, bajo la modalidad lógica de la contingencia.
Gisela Smania comenzó su exposición ubicando la coyuntura temporal del trauma. Partió del nombre del encuentro Vino para quedarse como una resonancia de aquello que no termina de llegar, esa bomba que no termina de explotar. Teniendo en cuenta esa sutil modalidad lógica de lo traumático decantó la posición del practicante como aquel que es un artificiero de eso más real de cada uno. Si esa fue la orientación política de su exposición, la táctica y la estrategia estuvo desarrollada bajo una apuesta por el sostenimiento de la transferencia, como encuentro necesario y antijerárquico; mantenerse lo más próximo al Umwelt (mundo o medio ambiente) del niño, orientándose de estar atentos a saber hacer tomando las iniciativas, para así ubicarse en ese campo de libertad que deja al analista la posibilidad de interpretar. Orientando su trabajo por las propuestas de Miller, pudo ubicar el lugar de la interpretación como un más allá cuando concierne al niño. De esa manera el practicante puede cernir en la curvatura y las coloraciones de esa sensibilidad, entre el cuerpo y las palabras cuando tiene una cita con un niño bajo el dispositivo analítico.
Luego de las intervenciones se dio lugar a la conversación. La directora del departamento, Adriana Laión, dio la palabra a una última intervención a cargo de Raquel Narbona quién
comentó sobre la práctica analítica con el partener autista en estos tiempos de pandemia y los efectos en esas subjetividades, que nunca son agrupables bajo signos clasificatorios y que determinan una posición muy especial del analista para alojar esos decires, sus cuerpos y lo insoportable con lo que cuentan.
A pesar de lo que no cesa de llegar del tiempo actual de pandemia y las consecuencias en todos los ámbitos de la vida, algo queda de este encuentro con un valor anacrónico, un valor temporal fuera de tiempo. Jacques-Alain Miller, en otro momento y bajo otra coyuntura nombró al practicante de psicoanálisis como un objeto nómade, con una dinámica singular, que no está arraigado en ningún hábito preestablecido y que cuenta con un dispositivo móvil que puede alojar ese goce que no sirve para nada, instalando en cada acto esa propuesta del ultimísimo Lacan: una práctica sin valor, que subvierte los valores establecidos por los discursos instituidos.
Fernando Tarragó
4º encuentro 22/10/2020 · Nuestros Cuerpos cuentan
A cargo del Departamento de Estudios Psicoanálisis y cuerpo
Este Vino para quedarse se consagraba en serie a partir de este cuarto encuentro, en el que dos responsables del Departamento de Estudios Psicoanálisis y Cuerpo: Estela Carrera y Graciela Martínez, cada una nos presentó sus producciones acerca de aquello que vino para quedarse, e incluso nos contó de qué manera los cuerpos cuentan tanto en la teoría como en la clínica.
Estela abrió el encuentro virtual contando sobre su investigación, haciendo suya una pregunta de Lacan en la tercera, referida al malestar en la cultura; “¿De qué tenemos miedo? De nuestro cuerpo”. Para plantear de entrada una interpretación: “La historia de la Humanidad, al igual que la historia de cada uno, surge de estar atrapados en el goce de Nuestro cuerpo, de allí que Nuestros cuerpos cuentan”.
Estela tomó las diversas modalidades en las que se podría ver manifestarse la angustia en los cuerpos en los tiempos de la pandemia. La movilidad de los cuerpos reducida y suspendida, la temporalidad trastocada y la espera de una vacuna como solución al problema oficiaron de puntapié para preguntarse y preguntarnos si acaso la ciencia no sería un síntoma de nuestra civilización.
Nos ilustro brevemente el camino que va de la angustia en las Teorías de Freud, hacia su anudamiento con el cuerpo lacaniano. Tomando también a Jacques- Alain Miller.
Una jaculatoria a lo largo de su presentación: nuestros cuerpos cuentan.
Bajo la forma del subtítulo “La pandemia interpela nuestra práctica”, nos mostró como nuestros cuerpos cuentan en la experiencia analítica y son interpelados por nuevas modalidades de síntomas.
La exposición terminó con una pregunta que en estos tiempos se vuelve fundamental sostener: ¿cómo se articula el deseo del analista con las distintas modalidades de presencia, para producir el cortocircuito del lenguaje con el cuerpo en una sesión sin la presencia real de los cuerpos?
Siguiendo en la línea de las preguntas imprescindibles, Graciela Martínez tomó la palabra con un trabajo que nos hizo hacer foco en los detalles, las perlas de estos tiempos pandémicos.
Su trabajo corrió el foco de las experiencias de pegoteo a las pantallas, más bien nos hizo poner atención en las experiencias cotidianas como ser: “ese chat que se borra y se vuelve a escribir obsesivamente antes de ser enviado” y “la posibilidad de ausentarse en un instante y atribuirlo a una falla de conexión” como estrategias inviables de una sesión ahora llamada presencial, pero que aparecen en la virtualidad.
Se preguntaba al respecto “¿cómo vamos producir un vacío y no un demasiado lleno en esa conexión siempre presta que brinda a toda hora internet?” “¿cómo hacer oir ese goce oscuro y silente si no se cuenta con la presencia viva de los cuerpos?”
Una respuesta se aproximaba: teniendo en cuanta la potencia de la transferencia, el ojo y la mirada según Lacan, el enigma de la enunciación y la dimensión temporal siguiendo a Ram Mandil.
Graciela trajo un ejemplo clínico para terminar con una perla, la cito: “La cuarentena será transitoria, pero mientras tanto y cuando pase, cuenta lo que cada uno invente para sentir que forma parte de este mundo”.
Fue un encuentro virtual en el cual el producto fueron preguntas clínicas muy fecundas que relanzaron, por tercera vez las cuestiones sobre el anudamiento malestar en la cultura – deseo del analista – investigación. Y que demostraron una vez más la vida, y las transferencias que sostiene el instituto a pesar del distanciamiento social.
Natalí Ivanier
5º encuentro 26/11/2020 · Condiciones de imposibilidad (En breves espasmos)
A cargo del Programa de lectura e investigación: El psicoanálisis en la cultura
Intervinieron: César Mazza, Gloria Sensi Fernando Tarragó, Noelia Chiantur, Luz Camozzi y Melina Di Francisco
Coordinó: Alvaro Stella
El jueves 26 de noviembre llegó un nuevo encuentro con el CIEC, esta vez tomó la palabra el programa El Psicoanálisis en la Cultura.
El punto de partida fue lo que no cesa de no escribirse, lo imposible como condición, a partir de ahí escuchamos cada intervención en forma de espasmo, y a modo de piezas sueltas.
Fenómeno no es lo mismo que acontecimiento.
Acontecimiento previsto / Acontecimiento imprevisto.
Los dos suponen la espera.
¿Cómo uno le hace lugar a lo inesperado?
¿Desde dónde usted espera?
El tiempo de espera, tiempo de silencio.
Entrelínea de la ética.
La debilidad mental, creemos captar algo y ya lo perdimos.
Erótica del aire, que no es la de los agujeros de la pulsión.
Sino más bien ligada a la consistencia del cuerpo.
El cuerpo del que hablamos es el del acontecimiento.
Entre espasmo y espasmo fue tomando consistencia una conversación en la que las intervenciones se produjeron a modo de puntuaciones, preguntas, aportes, comentarios y así algo se fue escribiendo en este quinto Vino para quedarse.
Carolina Ferrieres
6º encuentro 25/03/2021 · Entre abstinencia y exceso
A cargo del Departamento de Toxicomanías y Alcoholismo Córdoba
La presentación del TyA dio cuenta de un largo camino de trabajo e investigaciones que quedaron resaltadas en la presentación de Natalia Andreini, quien nos dejó algunas perlitas y precisiones que sirven de anzuelo para futuras investigaciones. En el comienzo de la misma, Laura Mercadal nos leyó dos cartas a la opinión Ilustrada de J.-A. Miller, en las cuales aparece la fábula del Caballo del Nida o Shilda, ya mencionada por Freud y recuperada por el TyA, para dar cuenta del pasaje de lo cuantitativo a lo cualitativo situando que la diferencia principal que se puede establecer es de posición y no de sustancia.
Los trabajos leídos evidenciaron todo el recorrido de investigación alrededor del la elección de cada uno de los términos elegidos para construir el título de la presentación.
Les dejo en esta pequeña reseña algunos de los puntos que pude extraer.
Abstinencia y exceso corren con la misma suerte que cualquier otro par de opuestos.
Liliana Aguilar realizó un interesante recorrido por algunos de ellos, consumos sustitución/abstinencias episódicas, abstinencia o sustitución, abstinencia y circuito del súper yo, abstinencia y psicosis y por último un goce que no dialectiza, el goce de la privación.
Esta serie daría cuenta de que existen dentro de las abstinencias algunas que apuntan a cambios cualitativos y otras más reales como el goce la privación. Existiría también un nuevo nombre para la abstinencia, que proviene de la experiencia clínica tal como lo destacó Matías Meichtri, “cuando la droga falla”.
Calcular lo cuantitativo no impediría que el goce avance, es por fuera de la estructura significante con su “ley de hierro” que debemos esperar la contingencia en la forma del acontecimiento que marca un antes y un después. Es precisamente allí, destacó Jorge Castillo, donde debemos esperar los puntos que niegan al universal y a la tiranía impuesta por el par abstinencia / exceso.
La ciencia ofrece la abstinencia para tratar la adicción, la abstinencia del paciente vía la sustitución benévola de una droga por otra para acallar los síntomas que se presentan en el cuerpo, ¿qué tratamiento posible para estos sujetos que demandan dejar de consumir?
El lugar del entre.
En el entre podríamos ubicar al analista con su apuesta ética, a saber: sostener en ese entre una tensión que posibilite fundar el inconsciente. Retomo lo dicho por Georgina Vorano para destacar este punto, “esta operación requiere la abstención de ejercer un poder o de ofrecer un bien estereotipado por parte del analista”. Una operación que permitiría introducir un espacio topológico que sitúa la distancia máxima entre el ideal y el objeto adonde se puede perfilar el acto analítico, señaló Pia Marchese.
Es el trípode de la formación del analista lo que le permite lograr ubicarse de la mejor manera en ese “entre”, destaco para concluir lo dicho por Jorge Castillo: “El final del análisis y el pase que están en el horizonte organizan toda práctica lacaniana, no solo para no engarzar al paciente en nuestro propio fantasma, buscamos la asunción de un estilo propio y singular que el objeto obtura. Para disfrutar un poco más de la vida pero también para ponerlo como impureza en el deseo del analista”.
No sabemos aún a ciencia cierta qué es lo que vino para quedarse, pero el TyA nos recordó en cada uno de los trabajos que expuso en este sexto encuentro, que tenemos que apoyarnos en nuestro trípode de formación y avanzar en las investigaciones para poder de alguna manera adelantarnos a lo que puede llegar a venir… eso si teniendo en cuenta que lo Real se presentará así, de repente, como se presentó esta pandemia y siempre de alguna manera en el algún punto nos encontrará desprevenidos y relanzará nuestro trabajo que es incesante.
Pd: Sobre el final de la conversación Jorge Castillo lanzó una pregunta al público: se preguntaba si aparecía en la obra de Lacan el término abstinencia. El término abstinencia aparece dos veces en la obra de Lacan, ambas en el Seminario 6 ‘El deseo y su interpretación”. En el capítulo 6, pág. 115, Lacan lo emplea en el comentario de un caso de impotencia masculina que pertenecía a su consulta. Más adelante en el cap. XVII, p. 341, vuelve a aparecer pero esta vez para señalar el llamado a la abstinencia que le hace Hamlet a su madre.
Gloria Casado
7º encuentro 22/04/2021 · Época impasses… invenciones
A cargo del Programa Psicoanálisis y civilización. Incidencias
Arribamos al séptimo y último encuentro con el Ciec: Vino para quedarse. Plan de trabajo que se propuso desde el Instituto hacia el interior de los programas y departamentos —frente a la interrupción que impuso la pandemia— el cual se vino desplegando mediante una transferencia de trabajo, donde lo múltiple se conjuga con lo uno como orientación.
En ésta ocasión, el Programa de Psicoanálisis y Civilización. Incidencias, propuso su “vuelo de colibrí”, un volar vigoroso y subversivo que nos empuja hacia adelante para repensar nuestra teoría a partir de los cambios en la civilización, los cuales abren agujeros en el saber —para desde allí— producir nuevos desarrollos a la altura de la clínica que se nos presenta.
Es así que la tesis de un cuerpo intoxicado por la biología abrió la punta de las investigaciones en el programa, para extraer consecuencias del partenerato Psicoanálisis- Civilización, concibiendo a los sujetos como siendo producidos y productores de la plataforma cultural que los nuclea, en un modo de goce común, subjetividad propia de una época.
Las distintas intervenciones fueron atravesando variados aspectos de actualidad para extraer de ellos, por lo tanto, sus consecuencias.
La biopolítica en su apuesta por la supresión del sufrimiento propio del parlêtre y el malentendido de los sexos, lo identifica y reduce a lo que es del orden del organismo, forclusión que retorna de las maneras más feroces.
Las incidencias de la gestión global de los cuerpos en pandemia, la digitalización de los lazos, los efectos segregativos productos de la proximidad amenazante del otro, el miedo a perder la vida, la satisfacción inmediata que suprime todo tiempo de comprensión, la prevalencia y gerencia de la imagen —entre otros temas que se abordaron— muestran sus efectos angustiantes y aplastantes del deseo en los sujetos que consultan. Frente a la biología que promueve la reabsorción del viviente a su organismo y los regímenes de normalización de los goces, la ética analítica viene a restituir aquello que del mismo no encuentra escritura, sino que pertenece más bien al dominio del inconsciente.
Por otra parte, los trabajos hicieron un recorrido por los movimientos sociales actuales y los avances obtenidos en cuanto a las legislaciones, los cuales intervienen en la composición de nuevas narrativas en torno a la sexualidad, el amor y la familia. Se imprimen así modificaciones en los sujetos que evidencian el aspecto singular que se liga al Otro sexual, pero, como señalaban, también está lo que es del orden del cada uno y que escapa a cualquier universal. A ello apunta el psicoanálisis como reverso —propuesta del programa — captar lo que está en juego para cada uno, apuntando al modo de goce más singular, ese que se escribe para cada quien, leyendo las marcas de cada parlêtre en un análisis.
Cómo estar a la altura de la época y su malestar, implica por lo tanto una respuesta política: frente a los impases de la civilización —como el aleteo del colibrí—una orientación agujereadora que horade en pos de la invención. Mediante su orientación a lo real, atentos a lo que se juega en la clínica contemporánea, pero refiriendo a lo más íntimo para cada sujeto que consulta, produciendo a partir de allí nuevos desarrollos. Esa es la apuesta que nos transmitieron en este encuentro.
María Pía Marchese